El pasado 27 de junio tuvo lugar en el Edificio Grupo San Valero un encuentro con el periodista, reportero de guerra y fotógrafo Gervasio Sánchez, en una charla que llevaba por título «Los ojos de la guerra». Le acompañaron José Juan Verón, director del grado en Periodismo de la Universidad San Jorge, y Ferrán Mallol, del Centro de la Imagen.

Gervasio Sánchez hizo un repaso a su biografía y proyectos, explicando cómo comenzó su trayectoria cubriendo conflictos en El Salvador, en 1984, y viajando por toda Latinoamérica. El siguiente paso en su recorrido vital supuso un enorme salto cualitativo en cuanto al reconocimiento y visibilidad de su trabajo, cuando se desplazó a cubrir las sucesivas guerras de los Balcanes durante los años 90, de allí pasó a África: el Congo, Sudán, “un conflicto, por cierto, completamente olvidado por el mundo”.

Pero uno de sus proyectos más conocidos fue el que desarrolló en Angola, donde nació «Vidas minadas», un proyecto profesional, pero también muy personal, que Gervasio lleva desarrollando los últimos 30 años.

A pesar de los premios y reconocimientos que había cosechado hasta entonces, reconoce que “empecé a sentirme frustrado, a cuestionarme para qué servía el trabajo realizaba y la realidad que documentaba. Ves el drama humano y la escaleta del programa donde lo van a emitir te ofrece 30, 40 segundos”. Además, dejó patente que esta realidad “no interesa a los medios que antes presumían de hacer buen periodismo, ya que son rehenes de los patrocinadores y están atados por poderes económicos, políticos y mediáticos”.

Esa sensación, junto al comienzo del proyecto «Vidas minadas», le hizo centrarse en “la única verdad incuestionable de las guerras: las víctimas”. Cansado de hablar de los muertos por miles, empezó a centrarse en las historias personales, siguiendo y acompañando a sus protagonistas durante años, y estableciendo estrechos lazos personales. “Lo complicado cuando se trabaja en contacto con el sufrimiento es mostrar lo que ocurre con objetividad y sin desviar el foco de lo verdaderamente importante, que son las personas víctimas de la violencia sin caer en la utilización de esa persona”.

Gervasio Sánchez admitió que se siente acompañado de la suerte, ya que son muchos los compañeros y amigos que “han quedado por el camino”, lo cual le lleva a “preguntarse muchas veces si compensa el trabajo que hacemos”, y aquí es cuando más crítico se mostró con la sociedad actual. En su opinión, en el gran público reina la “pasividad”, y puso como ejemplo la guerra de Irak de 2003, que tuvo una respuesta social masiva en las calles bajo el lema «No a la guerra». Hoy, con una guerra en Europa y otro conflicto gravísimo a sus puertas, “la contestación social es minúscula”.

Sánchez también habló de un documental que muestra su trabajo en Sarajevo:fue el lugar donde maduré profesionalmente. La violencia era descomunal; entendí la brutalidad y los límites de la resistencia y la dignidad humana. Y pude comprobar que, si tienes la desgracia de sufrir una guerra de niño, eso te va a perseguir toda la vida”.  También narró la situación de vulnerabilidad y violencia que sufren las mujeres en las guerras: “las mujeres siempre reciben más dosis de violencia, y es relevante que no se haya reconocido la violación como crimen de lesa humanidad hasta hace solo 13 o 14 años”.

Para concluir, Verón y Mallol le preguntaron acerca del futuro de la profesión y su forma de entender el periodismo que practica. Según manifestó: “el periodismo que yo amo lo entiendo de la forma más rigurosa posible. Nunca he escrito sobre un lugar en el que no he estado o hace mucho tiempo que no he ido. Trabajar en zona de conflicto es muy duro, todo el día, todas las horas. Este oficio empieza en la cuna y acaba en la tumba”.

El acto estuvo organizado por Cultura USJ en colaboración con Centro de la Imagen.