Jorge Díaz, Agustín Martínez y Antonio Mercero, autores detrás del seudónimo de Carmen Mola, presentaron el viernes su última novela Las madres en un coloquio con Irene Achón, directora del grado en Traducción y Comunicación Intercultural de la USJ.

En la charla, que se desarrolló en el Grupo San Valero y estuvo organizada por la Editorial Alfaguara en colaboración con Cultura USJ y la Librería París, los autores relataron el proceso de escritura de sus libros, el compromiso social detrás de Las madres, cuáles son sus referentes y por qué a la sociedad le atrae la novela negra.

Antonio Mercero destacó que, “aunque La Bestia novela con la que ganaron el Premio Planeta 2021 – ya tiene más compromiso social que los otros libros”, en Las madres “los temas de denuncia social son más claros”, entre ellos, el gran argumento: los vientres de alquiler y la trata de personas con fines de explotación reproductiva. “Estamos hablando de una granja de mujeres que hemos traído a España para que el público se vea obligado a reflexionar sobre un tema silenciado. Porque si sucede en el sudeste asiático parece que no va con nosotros”, denunció Mercero. En este sentido, afirmó que “Carmen Mola está evolucionando”.

A pesar de este desarrollo, el estilo Mola se mantiene intacto, aunque los escritores aseguraron que no tienen unos referentes claros que les inspiren a la hora de crear. “Sí que resuenan en las novelas los thrillers de los 90, como El silencio de los corderos, pero nos hemos dado cuenta de esto en la quinta novela, porque no lo hemos hecho de manera consciente”, explicó Agustín Martínez. “Sobre todo, queremos sorprender y jugar con las expectativas de la gente. En teoría, los protagonistas no mueren, pero en nuestros libros quizás sí”, agregó. Ante esta reflexión, Mercero hizo un símil con la serie Juego de Tronos, que “quita la seguridad al público” porque cualquier personaje puede morir. “En nuestra novela, también. No nos tiembla la mano y queremos que el lector no esté tranquilo. Pero es una referencia inconsciente”, declaró.

La violencia que impregna sus novelas llevó a Irene Achón a reflexionar sobre por qué la sociedad se ve tan atraída por la novela negra y los crímenes. “¿Somos una sociedad enferma?”, preguntó la traductora. Agustín Martínez reconoció que “no sabe por qué sucede”, pero se aventuró a razonar que quizás “la ficción permite acercarse a esos mundos desde una zona segura”. Además, Antonio Mercero explicó que la novela negra “engancha” porque “va al grano” desde el inicio. “El lector se encuentra el cadáver al principio y ya no quiere salir de ahí. La novela negra te permite presentar la historia rápidamente en unos tiempos de impaciencia y consumo rápido”, declaró.

El proceso creativo y de escritura entre tres personas fue otro de los grandes interrogantes de la charla. Jorge Díaz explicó que comienzan compartiendo ideas sin ningún tipo de filtro. “Al final, no sabemos de quién es la idea final. Es de todos y va creciendo. Todo sale de discutir mucho y de que todos los conceptos aporten. En estas reuniones nada nos puede dar vergüenza”, relató.

Este proceso de trabajo, explicaron, se asemeja al realizado en las reuniones creativas de guionistas de series de televisión, ámbito al que los tres pertenecen y en los que tienen una larga trayectoria. “La diferencia es que no hay jefes. Estamos los tres al mismo nivel y nos tenemos que convencer”, argumenta Agustín Martínez. “Ese es el gran milagro de Carmen Mola: que somos capaces de ponernos de acuerdo en áreas complicadas”, añadió Mercero.

Una vez tienen la trama principal y todas las subtramas, crean una escaleta con todos los capítulos detallando qué ocurre en cada uno. “Ahí ya está la novela volcada en papel. Puede ser una escaleta muy extensa, de hasta 100 páginas, donde todo esta explicado. Entonces, nos repartimos los capítulos y los escribimos por separado”, expuso Díaz. Posteriormente, para unificar el estilo, se intercambian el material y van realizando cambios y correcciones a sus compañeros. “Tenemos claro que, cuando nos ponemos a escribir, no estamos escribiendo novelas propias, sino de Carmen Mola, por lo que tenemos ciertas cosas muy claras”, agregó el autor. Además, explicó que tienen por norma no enfadarse si un compañero elimina algo que para otro es esencial. “Debatimos, argumentamos y tomamos decisiones. Todas las partes de la novela pasan por todos, de modo que al final ya no recordamos qué escribió cada uno”, aseguró.

Este método, hasta el momento, ha sido un éxito: la saga que comenzó con La novia gitana ya ha vendido más de 500.000 ejemplares en todo el mundo y ha sido adaptada a la televisión en una serie que se emite en Atresplayer Premium. Además, en unas semanas se cumplirá un mes de la publicación de Las madres y la novela ya se ha situado en los primeros puestos de los libros más vendidos.